viernes, 27 de mayo de 2011

APORTES DE MELANIE KLEIN Y ANNA FREUD AL PSICOANALISIS

Melanie Klein realizó estudios sobre el análisis de niños, lo cual le valió la entrada a la prestigiosa Sociedad Psicoanalítica de Berlín. Sucesivas polémicas sobre sus estudios la llevaron a emigrar a Inglaterra, donde es aceptada por la Sociedad Psicoanalítica Británica, donde hace importantes aportes.
Klein en Inglaterra:
En setiembre de 1926, Klein deja Berlín y se traslada a Inglaterra, invitada por E. Jones para que analice a sus hijos y a su esposa, durante un año. En 1927 Ana Freud habla de la técnica de análisis infantil en oposición a Klein, ante la Sociedad de Berlín. Ese mismo año, Jones organiza en la Sociedad Británica un simposio sobre análisis infantil. La tensión entre
Londres y Viena se han establecido.
En 1932, se publica en Londres “El psicoanálisis de niños”, la obra más importante de un miembro de dicha sociedad hasta el momento. En 1933 su hija Melitta es aceptada como miembro pleno de la Sociedad Psicoanalítica Británica, y en unión con E. Glover, se opone a las teorías de su madre.
En 1934, muere Hans, hijo de Melanie que vivía con su padre, esto la afectó profundamente. En ese mismo año se nacionaliza inglesa.
Durante la guerra, hay una importante inmigración de psicoanalistas alemanes, y con ellos llega Freud, quien muere a poco de su llegada. Jones se retira y lo sucede Glover en la presidencia de la sociedad Británica, con lo cual se intensifican las polémicas.
En 1944 Melitta se va a Estados Unidos y nunca se reconciliará con su madre. Durante el congreso de 1949, se encuentran pero no se hablan. Es el momento en que los analistas norteamericanos toman el dominio de la Asociación Psicoanalítica Internacional. El1° de febrero de 1955 se funda la Asociación Melanie Klein. Es una época conflictiva, donde Klein cuenta con muchos opositores. Cuando Winnicott es electo presidente de la Sociedad Británica, Klein publica su trabajo “Envidia y gratitud” (1957). En 1958 muere Jones lo cual afecta a Klein. Su salud se resiente y se le detecta un cáncer de colon. Es operada en 1960, pero sufre complicaciones y muere en pocos días.
Aportes de Melanie Klein a la Teoría Psicoanalítica
Melanie Klein, discípula y continuadora de Freud, es una de las grandes figuras del psicoanálisis contemporáneo. Su trabajo expandió el campo de conocimientos abierto por Freud, desarrollando las ideas de Freud en algunos casos y apartándose de ellas en otros. Sus escritos, centrados desde los comienzos en la comprensión de la realidad emocional de sus pacientes, en la situación clínica, no transmiten el afán por lograr una precisión teórica acabada, sino más bien, la preocupación por describir el mundo rico en fantasías y vivencias que despliegan los pacientes en el tratamiento. En el desarrollo del psicoanálisis existe una relación intima entre la teoría y la técnica. Los cambios en la teoría guardan una estrecha relación con la acumulación de nuevas observaciones clínicas que no pueden ser explicadas con las teorías existentes. La acumulación de nuevas observaciones se relaciona con la ampliación del campo de indicaciones del psicoanálisis y de las modificaciones que se han introducido en la técnica y que han posibilitado a veces dicha ampliación. La introducción de la técnica de la libre asociación le permitió a Freud hacer observaciones que lo llevaron a desarrollar sus hipótesis sobre el conflicto mental y el desarrollo psicosexual. En forma similar Melanie Klein realizó innovadores aportes a la teoría del funcionamiento mental, basándose en observaciones que surgieron del análisis de niños. De hecho una de sus mayores genialidades fue realizar la modificación a la técnica analítica que le permitió aplicar el psicoanálisis a niños. Para ello partió de la base que la forma de expresión natural del niño es el juego y que por lo mismo puede ser usado como medio de comunicación con ellos. Le atribuyó al juego de los niños una importancia que no sele había concedido en psicoanálisis hasta ese momento. De hecho, lo consideró más que una forma de explorar y controlar el mundo externo, como un medio de controlar y expresar sus angustias a través de la manifestación y elaboración de las fantasías. Concluyó que en condiciones adecuadas, el juego de los niños, así como todas sus comunicaciones verbales, pueden cumplir.
Una función similar a las asociaciones libres de los adultos. Es así como escribió: ” En el juego, el niño expresa sus fantasías, sus deseos y sus experiencias de un modo simbólico. Al hacerlo, utiliza los mismos medios de expresión arcaicos, filogenéticamente adquiridos, el mismo lenguaje que nos es familiar en los sueños, y solo comprenderemos totalmente este lenguaje si nos acercamos a él como Freud nos ha enseñado a acercarnos al lenguaje de los sueños. El simbolismo es solo una parte de él. Si deseamos comprender correctamente el juego del niño en relación con toda su conducta durante la hora de análisis, debemos no solo desentrañar el significado simbólico por claro que sea, sino tener en cuenta todos los mecanismos y formas de representación usados en el trabajo onírico, sin perder de vista jamás la relación de cada factor con la situación total”. Su técnica evoluciona de modo que ya en1923 se encontraba desarrollada en sus aspectos centrales. Decidió entregar a sus pacientes un número de juguetes sencillos y otros materiales lúdicos. Con este método pudo comprobar, al contrario de lo que pensaban la mayoría de sus contemporáneos, que los niños desarrollaban una transferencia hacia el analista en forma similar a como ocurría con los pacientes adultos. El análisis de niños le permitió confirmar algunas de las inferencias de Freud acerca de la mente infantil, sin embargo sus observaciones le impusieron algunas modificaciones a las teorías de Freud.

En los niños era más evidente la polaridad instintiva señalada por Freud con su corolario de conflicto y ansiedad. Esto llevó a Klein a enfatizar la importancia atribuida a la polaridad instintiva como el origen fundamental del conflicto mental y la base de sus hipótesis. Sus observaciones de niños muy pequeños la llevaron a su vez a rechazar la idea freudiana de que el Yo es una instancia que se desarrolla a partir del Ello indiferenciado y sugirió la existencia de un Yo rudimentario desde el nacimiento. Esto surgió como consecuencia de su planteamiento de que desde el nacimiento el individuo debe defenderse de la ansiedad que despierta en su interior el instinto de muerte. Es el Yo primitivo, constitucionalmente adquirido, el encargado de realizar las primeras operaciones defensivas. Junto con esto rechazó el planteamiento freudiano que sostenía un periodo inicial del desarrollo en que la libido se descargaba en el propio Yo del sujeto sin la necesidad de un objeto. A este periodo Freud lo llamó Narcisismo primario. Klein sostuvo que las pulsiones no pueden expresarse en la vida mental en ausencia de un objeto adecuado. Uno de los sustentos teóricos de toda la obra de Klein es la ampliación del concepto de fantasía: Freud había hablado de las fantasías de los neuróticos como una parte del pensar que se mantenía apartada del examen de realidad y permanecía sometida únicamente al principio del placer y la asoció directamente a la pulsión sexuaPara él, dado que la pulsión sexual podía gratificarse durante su desarrollo sin objetos propios, podía sustraerse al principio de realidad durante un periodo bastante prolongado. Para Freud el fantaseo era un desarrollo del pensar que quedaba fuera de la prueba de realidad y que eventualmente si generaba un conflicto y angustia, podía ser reprimido y volverse inconsciente.

 Klein amplió el concepto de fantasía y empezó a considerara las fantasías inconscientes como la matriz fundamental de los procesos psíquicos, de modo que la actividad de las pulsiones se expresa y representa en la mente en la forma de fantasías de satisfacción merced aun objeto adecuado. Esto supone que la pulsión trae implícita la potencialidad de un objeto que va a satisfacerla, la noción de objeto es con substancial a la pulsión. De manera que desde el nacimiento surgen en la mentefantasías que son la expresión de la operación de las pulsiones. Estas fantasías se ponen desde el comienzo en relación con la realidad, determinando una interacción que conduce a la influencia recíproca entre realidad y fantasía. Al concebirlo así, se entiende que la realidad modifica y enriquece los contenidos de la fantasía y esta colorea la percepción de la realidad. Las fantasías originales son de una naturaleza elemental y su contenido figura la satisfacción de las pulsiones en términos tanto somáticos como mentales. En un recién nacido dice Klein al deseo de amar que se expresa en ese nivel como deseo de comer, le corresponde la fantasía de un pecho ideal proveedor de alimento, amor y vida; al deseo de destruir le corresponden fantasías de pecho destruido, despedazado y atacante.

En este sentido las fantasías iniciales son omnipotentes, lo que significa que se despliegan y tienen realidad mental con cierta prescindencia de la realidad externa y son básicamente la expresión de los deseos. A partir de estas fantasías iniciales van evolucionando todas las fantasías posteriores, las que pierden su carácter omnipotente como resultado de la maduración y la relación con la realidad. Desde el momento del nacimiento el niño se tiene que enfrentar con el impacto de la realidad, que comienza con la experiencia del nacimiento mismo y continúa con todas las experiencias de gratificación y frustración de sus deseos. Estas experiencias con la realidad externa influyen inmediatamente en la fantasía inconsciente, que a su vez influye en ellas. La fantasía, por lo tanto, se convierte en un acompañante constante e inevitable de las experiencias reales, en permanente interacción con ellas. La hipótesis de que las primeras experiencias del lactante con el alimento y con la madre inician una relación de objeto con ella es uno de los conceptos básicos de la teoría Keniano. Esta relación inicialmente es con un objeto parcial: el pecho. El niño por su inmadurez es incapaz de concebir ala madre como un todo y se relaciona solo con el pecho. También es decisiva en esto la primacía de los impulsos orales en esa etapa del desarrollo del niño. La motivación inicial para establecer una relación con la realidad, con el pecho en este caso, esta dada por la urgencia de resolver el problema al que se ve enfrentado el Yo por la percepción de la acción del instinto de muerte dentro del organismo.

 La angustia es la reacción del Yo frente a la amenaza de aniquilación que deriva de la acción del instinto de muerte en el interior del organismo. Esto pone en movimiento ciertas actividades del Yo destinadas a aliviarla. Estas actividades que consisten en fantasías que el Yo elabora, tienen en definitiva una doble función: se transforman en las defensas del Yo frente a la angustia y al mismo tiempo constituyen las operaciones que van conformando la mente, es decir tienen una función estructurante. Estas fantasías defensivas se generan en la interacción del niño con el pecho. La primera de ellas consiste en que el Yo se escinde y proyecta fuera la parte de sí que contiene el instinto de muerte, poniéndola en el pecho que, a la sazón es el objeto externo original. Es así como el pecho – al que se siente como conteniendo gran parte del instinto de muerte- llega a experimentarse como malo y amenazador para el Yo, dando origen a un sentimiento de persecución. De este modo el miedo original al instinto de muerte se transforma en miedo aun perseguidor. Parte del instinto de muerte que queda en el Yo se convierte en agresión y se dirige contra los perseguidores. Por otro lado, del mismo modo como se proyecta fuera el instinto de muerte para evitar la ansiedad que surge de contenerlo, así también se proyecta una parte del Yo que contiene libido dando origen a un objeto ideal con el cual el Yo se relaciona con el resto de libido no proyectada. Como resultado de estos procesos, el Yo llega a establecer una relación con dos objetos: Un pecho ideal y un pecho persecutorio. Estas fantasías se ponen en interacción con las experiencias reales de gratificación y frustración en las relaciones del niño con su madre. En consecuencia, en la medida en que gratifica, el pecho es amado y sentido como “bueno” y en la medida en que es fuente de frustración es odiado y sentido como “malo”.

 Las vivencias recurrentes de gratificación y frustración, dice Klein, son estímulos poderosos de las pulsiones libidinales y destructivas. Así como la tendencia del Yo a escindir y proyectar lo lleva a relacionarse en la realidad con el pecho como ideal o persecutorio, también el Yo puede crear fantasías en las que el pecho ideal es incorporado dentro para mitigar de este modo la angustia o incluso que puede incorporar al pecho persecutorio para poder controlarlo dentro y dejar fuera ” a salvo” al objeto ideal. Estas fantasías de expulsar contenidos afuera o incorporar contenidos dentro son muy concretas y acompañan los procesos corporales de incorporación y excreción, cuyas sensaciones somáticas constituyen sus elementos constitutivos iniciales. Estos procesos que se establecen para manejar la ansiedad tienen como consecuencia la generación paulatina de un mundo de objetos internos que interactúan con el Yo y entre sí y que influyen y son influidos por las interacciones con los objetos reales. Cuando la agresión se intensifica ya sea por causas internas o externas, aumenta la angustia y los esfuerzos por controlarla. Las maniobras de escisión y proyección se hacen más intensas y los objetos ideal y persecutorio se distancian más entre sí. A raíz de estos procesos la imagen del objeto externo se distorsiona en la mente del niño. Estas defensas se complementan con otras fantasías defensivas en que el objeto persecutorio es destruido o fragmentado. El conjunto de ansiedades, defensas y relaciones de objeto característico de esta primera fase del desarrollo Klein lo denominó: posición esquizoparanoide. El nombre se deriva de la preeminencia en ella de los procesos de escisión y proyección. Ya he descrito sin darles necesariamente el nombre definitivo algunas de las defensas más importantes de la posición esquizoparanoide como son proyección, introyección, idealización y negación omnipotente. Una de las defensas más importantes de esta posición, por sus implicancias para la patología es la identificación proyectiva.

 En ella el individuo fantasea que ha depositado un fragmento escindido del self dentro de un objeto y que el objeto es identificado con él. Para Klein esta era una fantasía unipersonal, es decir ocurre solo en la fantasía sin afectar realmente al objeto externo. El uso de las maniobras defensivas propias de la posición esquizoparanoide lleva al desarrollo de nuevas ansiedades específicas que suelen encontrarse en la patología cuando por regresión vuelven a utilizarse estos mecanismos. La proyección de malos sentimientos y partes malas del yo produce persecución externa. La reintroyección de perseguidores origina ansiedad hipocondríaca. La proyección hacia afuera de partes buenas del yo produce la ansiedad de quedar vacío de bondad y lleno de perseguidores internos. La identificación proyectiva produce la ansiedad de ser atacado proyectivamente de vuelta en venganza e inundado de objetos y sentimientos malos. También genera la ansiedad de que partes propias queden aprisionada en el interior de objetos dando origen a ansiedades claustrofóbicas. La desintegración del yo como defensa extrema conduce a la ansiedad de hacerse pedazos y quedar pulverizado. Cuando en el desarrollo todo transcurre normalmente las experiencias buenas empiezan a predominar sobre las malas y la ansiedad disminuye. Como resultado de esto, los procesos de escisión se hacen menos intensos y el objeto puede empezar a integrarse. El Yo introyecta un objeto más integrado, lo que conduce a su vez a una mayor cohesión en el Yo. A su vez la mayor tolerancia hacia la propia agresión disminuye los procesos de proyección e identificación proyectiva lo cual disminuye la distorsión de la realidad. Todo esto contribuye a que los sentimientos contradictorios hacia un mismo objeto empiecen a ser tolerados. La gradual integración de los sentimientos de amor y odio hacia el objeto integrado bueno (por oposición a ideal vs. persecutorio) da lugar a una forma diferente de ansiedad que Klein llamó ansiedad depresiva. Se trata ahora de la angustia por el destino de este objeto total, del que el niño ahora entiende que depende yal que siente amenazado por su propia agresión.

 En la medida en que la desaparición en la realidad del objeto gratificador ya no da origen a fantasías de persecución sino al temor de dañar y destruir al objeto, la constelación de sentimientos y fantasías cambia y da paso que lo que Klein llamó: posición depresiva. Las fantasías más dramáticas de esta posición son de contener un objeto dañado o muerto por la acción de la propia destructividad y los sentimientos de persecución son reemplazados por sentimientos de dolor, tristeza y desamparo por la desaparición y muerte del objeto bueno. Estos sentimientos movilizan los impulsos genitales, más activos a partir de la mitad del primer año de vida, para reparar el objeto y restaurarlo. Las experiencias reiteradas de reaparición del objeto contribuyen a elaborar estos sentimientos y a afianzar la confianza en la potencialidad reparadora del amor y de los impulsos constructivos hacia el objeto. Sin embargo inicialmente estos sentimientos son demasiado insoportables para el yo y este pone en marcha procesos defensivos de la posición esquizoparanoide pero que ahora se organizan para enfrentar la situación depresiva. Estas defensas están destinadas a negar la dependencia respecto del objeto bueno. Se las denomina defensas maníacas y su actividad se detecta por una tríada de sentimientos: triunfo, desprecio y control. A través de mecanismos de escisión, identificación proyectiva, idealización y negación, el sujeto niega el daño ocasionado al objeto, niega su dependencia respecto de él, afirma un triunfo omnipotente respecto de él o ejerce un control tiránico que tiene el mismo objetivo: Negar la importancia del objeto, el dolor de su pérdida y la necesidad de repararlo. Si estas defensas que cumplen un papel normal en la elaboración de las ansiedades depresivas durante el desarrollo son usadas en forma exagerada o muy intensa, determinará un circulo vicioso en el que el objeto vuelve una y otra vez a ser atacado en el esfuerzo por controlar la ansiedad
ANNA FREUD, (Viena 3 de diciembre de 1895 Londres 9 de octubre de 1982 psicoanalista austriaca Hija del célebre sigmund Freud hizo sus propios aportes a la psicología en particular sobre la psicología infantil. En 1912 al finalizar los estudios secundarios en el Lyceum, fue enviada a merano para descansar y recuperar la pérdida de peso, en vísperas del casamiento de Sophie, al que no asistió por sugerencia de su padre. Esta exclusión formó parte de los malestares y amarguras que ya venía sufriendo. Pasaba períodos de gran fatiga y hablaba de ello como “eso” que la hacía cansarse y “sentirse tonta”. De esta manera, definía su recurrencia a las ensoñaciones diurnas e historias fantasiosas, cuestiones éstas que tratará en el trabajo Relación entre fantasías de flagelación y sueño diurno, con el que ingresara a la Sociedad Psicoanalítica de Viena en 1922

ANÁLISIS DE ANNA CON SU PADRE

Dos años antes, en 1918, había comenzado a analizarse con su propio padre, análisis que se mantuvo hasta 1922 con una frecuencia de seis sesiones semanales. Freud centró este análisis en las fantasías y ensueños de flagelación como inhibidores del trabajo intelectual.
Junto a S. Banfield, militante sionista y socialista, Anna apoyó la creación del Asilo e Instituto Baumgarten, para niños judíos huérfanos de guerra. Allí se formó un grupo dedicado a estudiar los problemas de aprendizaje y de psicología del niño, en el que participaron también Willie Hoffer y August Aichhorn. Este último ya tenía experiencia con niños y adolescentes y dejó en Anna huellas de su influencia.
En 1920, la familia Freud sufre la muerte de Sophie, víctima de una epidemia. Anna sobrelleva la pérdida de su gran rival, amada y envidiada, dedicándose al igual que su padre a un intenso trabajo, afianzándose su consagración al psicoanálisis. Recibió de Freud su reconocimiento cuando éste le otorgó uno de los anillos de oro grabado que poseían los miembros del Comité de los Siete Anillos, grupo que frecuentaba ya desde los catorce años, cuando se le permitía asistir en silencio a las reuniones de los miércoles.
RECORRIDO INSTITUCIONAL
Se inicia en 1920 cuando asiste como invitada al primer congreso internacional de posguerra en La Haya. Dos años más tarde, a los veintisiete, ingresa a la Sociedad Psicoanalítica de Viena como psicoanalista de niños, pues la clínica con adultos era “vedada” a los profanos. En 1921 había conocido a Lou Andreas Salomé psicoanalista de origen ruso que ocupa el lugar de “buena madre” y “madre analista”, encontrando en ella una imagen femenina y maternal y una valiosa ayuda para la elaboración del citado trabajo sobre las fantasías de flagelación.
En 1923 ya declarada la enfermedad de Freud con su primera operación, decide no instalarse en Berlín y quedarse a su lado. Asiste a las recorridas por el Servicio de Psiquiatría del Centro Hospitalario Universitario de Viena de Wagner Jauregg conociendo allí a Heinz Hartmann. Esta experiencia hizo que retomara su análisis con Freud, siendo consciente de las dificultades que implicaba el “manejo de la transferencia”. En el otoño de 1925 ya finalizado el análisis con su padre, crea con Max Eitingon un vínculo cuasi-analítico que finaliza en 1930 debido a las resistencias de Anna a profundizar sobre la relación de fuerte apego a su padre. En esta época, Anna estaba inmersa en los conflictos de rivalidad con su madre por el cuidado de la salud de Freud.
Entre sus primeros pacientes se cuentan los hijos de Dorothy Burlingham, a quien la ligaría una relación profunda y compleja por el resto de su vida. Fue su compañera de viaje y de vida, y ejerció con los hijos de ella sus inclinaciones maternales. A pesar de las apariencias, no hay acuerdo entre sus biógrafos acerca del carácter homosexual activo de esta relación, pero Anna se disgustaba frente a los rumores que la señalaban como lesbiana.
En 1924 ocupa el lugar de Otto Rank en el comité, y en 1925 es designada secretaria del Instituto psicoanalítico de Viena. Allí, impulsó la formación del Kinderseminar un seminario de investigación sobre psicoanálisis aplicado a la pedagogía y destinado no sólo a psicoanalistas sino también a educadores y trabajadores sociales. En colaboración con otros profesionales del instituto, fueron creados algunos centros de reeducación, jardines de infantes, y la primera escuela para niños que fuera guiada conforme a los principios psicoanalíticos, dirigida por Eva Rosenfeld Fueron, asimismo, consultados por el municipio de Viena para la orientación de niños con dificultades.
Colaboró en la “Zeitschrift fur Psychoanalitische Pedagogie”, publicación dirigida por W.Hoffer, y en 1927el cargo de secretaria de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). La única antecesora de Anna en Viena en la práctica del análisis infantil fue Hermine von Hug-Helmuth maestra jubilada que poseía un doctorado en Filosofía. Pero en realidad su verdadera competidora habría de ser Melanie Klein El simposio de Londres en 1927 patrocinado por Ernest Jones, es una fiel y clara exposición de las diferencias teóricas y técnicas que prevalecían entre ambas.
Freud fue un encarnado defensor de las posiciones adoptadas por Anna, y un detractor de las opiniones de Klein, quien en cambio sí recibió el apoyo de Karl, Anna iniciaba El Yo y los mecanismos de defensa, regalándole la primera edición a Freud al cumplir éste los ochenta años en 1936
Un año más tarde se inaugura en Viena la guardería Jackson, patrocinada por la americana Edith Jackson, analizada de Freud. Este proyecto, dirigido por Anna, estaba destinado a niños menores de dos años, con el objetivo de informarse acerca de las primeras etapas de la vida a través de la observación directa. Los niños debían pertenecer a familias indigentes.
En 1933 había sido promulgada la ley antisemita, lo que dio origen al éxodo de psicoanalistas alemanes y austríacos, pero es recién en 1938 que la familia Freud decide partir de Viena, tras la invasión de las tropas de Hitler Jones y Marie Bonaparte, junto a Dorothy Burlingham, organizaron la salida de la familia Freud hacia Inglaterra Su casa ya había sido allanada en dos oportunidades, y Ana y Martín habían sido llevados por la Gestapo para ser interrogados. Ya en Londres Anna se ocupó con exclusividad del cuidado de la salud de su padre, quien luchaba contra el cáncer.
Al morir éste, Anna enfrenta el duelo trabajando arduamente; organiza entre 1940 y 1942 varias residencias para niños evacuados y refugiados, siendo la guardería Hampstead, que funcionaba en la Hampstead clinic de Londres, la más destacada.
El clima de la Sociedad Británica de Psicoanálisis se enrareció con la llegada de los analistas vieneses. Jones, fundador de la misma y protector de Melanie Klein se hallaba tironeado por ambas partes, resolviendo tal contradicción con su retiro. Tras la muerte del padre del psicoanálisis, se estableció la lucha por definir cuál de las dos corrientes sería proclamada su heredera.
Anna fue miembro del Consejo Ejecutivo de la IPA en la década de 1950 pero su mayor interés se manifestó en la década de los 60 en torno a la capacitación para el psicoanálisis infantil. A partir de 1963 empezó a delegar la dirección de la Hampstead Clinic. Estaba preparando su vejez, siempre junto a Dorothy, con quien realizó numerosos viajes. Su principal preocupación se centraba en el futuro de la clínica, y si bien delegaba funciones, nunca lo hacía totalmente.
En 1971 se realiza el Congreso Internacional en Viena, donde se inaugura el museo en el viejo departamento de Bergasse 19. Anna ya tenía setenta y cinco años, y mantenía la esperanza de que en esa oportunidad la IPA aprobara y reconociera oficialmente la formación de los psicoanalistas de niños en la Hampstead Clinic. Pero Leo Rangell, entonces presidente, deseaba un congreso en paz y mocionó para que tal debate se pospusiera para el próximo congreso, y para que la Hampstead clinic fuera aceptada como grupo de estudio. La Sociedad británica de Psicoanálisis temía que la clínica de Anna se convirtiera en una sociedad paralela. Anna presentó entonces su renuncia a la IPA y a Rangell, quien le ofreció el cargo de presidenta honoraria. A partir de 1976, Anna delegó la dirección de la clínica.
Dictó clases en la Facultad de Derecho de Yale y mantuvo con sus alumnos una relación libre y placentera. Esta experiencia fue recogida en tres volúmenes sobre el niño y el derecho, en coautoría con Goldstein y Solnit.
En 1975su salud se vio afectada, sin poder llegarse a un diagnóstico preciso. Fue tratada por una anemia, y requirió internaciones periódicas. Durante este tiempo se dedicó a la refutación y desacreditación de teóricos pos freudianos y biógrafos no autorizados, con la ayuda de K. Eissler. También recibió los doctorados honorarios que le confirieron las universidades de Viena, Columbia, Harvard y Frankfort.

No hay comentarios:

Publicar un comentario